La mayoría de los jugadores se destacan en un club por salir campeones, en River sucedió eso con casi todos ídolos, sin embargo, hay otros que pueden llevar ese título sin necesidad de ganar campeonatos. Ésta, es la historia de Ermindo Onega, “el Ronco”, un delantero de garra, corazón y entrega, que no fue lo suficientemente reconocido por haber estado en un River que no salía campeón.
Ermindo Onega, nació en la localidad santafesina de Las Parejas un 30 de abril de 1940, llegó a Núñez con edad de quinta, tenía solamente 17 años, y muchos lo veían como el sucesor de Enrique Omar Sívori, el gran ídolo Millonario. Fue un jugador talentoso, exquisito, con un gran manejo de la pelota, tanto era así que los hinchas de otros equipos conseguían su entrada para verlo en el Monumental.
Su debut en la primera del Más Grande se produjo el 15 de diciembre de 1957 en el partido correspondiente a la última fecha del campeonato contra San Lorenzo en el Viejo Gasómetro, le tocó entrar en lugar de Labruna. En ese encuentro, los locales le ganaron al Millonario por 5 a 1 pero el resultado era lo de menos, River ya era campeón. Con ese título se completaba una racha histórica de cinco consagraciones en seis años. Durante esa época a Onega, le tocó jugar al lado de grandes nombres como los de Labruna, Loustau o Pipo Rossi entre otros.
Después del título del 57 se iniciaba una racha negra en la historia de River: 18 años sin lograr campeonatos. Si bien, en cada uno de los torneos que disputó Onega era uno de los futbolistas más destacados no lograba la coronación. Tenía velocidad física y mental, fue un jugador atípico para su época. Tenía buen remate, pique corto, era conductor y un delantero eficaz. Tal era su forma de jugar que hasta hoy muchos lo consideran uno de los mejores jugadores de la década del sesenta.
Tan bueno era con la pelota, que llegó a la selección. Con la albiceleste jugó la Copa de Naciones de 1964, en Brasil, que en ese entonces era el bicampeón del mundo. Argentina viajó sin expectativas al país vecino. Sin embargo, en parte gracias a Onega, el equipo venció a los locales en San Pablo: 3 a 0; el primer tanto del encuentro lo hizo Onega. También, disputó el Mundial de 1966 en Inglaterra, dónde mostró parte de su repertorio futbolístico hasta que el seleccionado fue eliminado por los locales. Ese mismo año, River llegaría a la final de la Copa Libertadores. Para ese entonces, Ermindo ya tenía a su lado a Daniel, su hermano menor. En el Estadio Nacional de Santiago, Chile, River perdió un partido increíble frente a Peñarol, en tiempo suplementario por 4-2. De esa forma se le escapaba el título.
Onega vistió la camiseta de La Banda durante once años, dejando una impresionante marca de 98 goles en 222 partidos. Sin embargo, integró siempre equipos que obtenían subcampeonatos, fueron siente en total. Esto no fue bien visto por lo que de algún modo se lo «condenó». En el ´69 pasó a Peñarol de Montevideo. Estuvo hasta 1971. En el´ 72 pasó a Vélez y al año se fue a Chile donde jugó en Deportivo La Serena.
Junto a su hermano Daniel, Eduardo Solari y Luis Artime, entre otros, acompañó a Jorge Solari, en la creación del Club Renato Cesarini, de la ciudad de Rosario. Murió en un accidente de tránsito, cuando se dirigía desde esa localidad hacia Buenos Aires el 21 de diciembre de 1979, tenía 40 años.
Así era el “Ronco”, un jugador excepcional que no necesitó de títulos para ser un grande.
Por: Luciana Contreras